Una enfermedad renal generalmente no presenta síntomas hasta que la afección alcanza etapas más avanzadas, por lo que, según los especialistas, se denomina «enfermedad silenciosa». La Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades Renales destaca la importancia del diagnóstico precoz para evitar complicaciones, por lo que es recomendable prestar atención a los siguientes síntomas tempranos:
Cambios en la micción, como levantarse durante la noche para orinar (nocturia) o hacerlo con más frecuencia y más o menos de lo normal.
Cambios en la apariencia de la orina, como un color más claro o la presencia de sangre.
Retención de líquidos, lo que aumenta la hinchazón de las piernas, tobillos, pies, cara y manos.
Anemia, en algunos casos, debido a insuficiencia renal.
Picazón en la piel, también llamada picazón, causada por la retención de toxinas que pueden depositarse en la piel.
Sabor metálico en la boca y olor a amoníaco en el aliento, debido, todo esto, a una acumulación de urea en la saliva.
Náuseas y vómitos, además de pérdida de apetito o peso.
Finalmente, cuando el riñón presenta insuficiencia, produce un aumento de la presión arterial y puede causar hipertensión.
Comentarios