A pesar de que muchas personas durante su vida hagan todo lo posible para enriquecerse y conseguir bienes materiales, en algún momento todos empezamos a admitir que lo más importante es la salud de uno. Si bien teniendo dinero nos podemos permitir ciertos lujos y -a diferencia de millones de habitantes de nuestro planeta- no tenemos que preocuparnos por cuestiones económicas, ¿para qué sirve todo esto si el mismo cuerpo no nos funciona como es debido?
A decir verdad, pocos nos paramos a pensar sobre la importancia del hecho de poder contar con las piernas sanas. Aunque en la mayoría de los casos ni siquiera parecemos conscientes de ello, son ellas, las que nos cargan a lo largo de los caminos de la vida, desde el día cuando damos el primer paso, hasta que ya no podemos caminar más.
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Mientras que todo sigue sobre ruedas, por lo general ni nos concentramos en su existencia: no obstante, cuando comienzan los problemas de la salud, de inmediato nos percatamos de lo poco que nos importaba apreciar el buen estado en el que nos encontrábamos hasta hacía poco. Debido a su función, nuestras piernas muy a menudo corren riesgos de todo tipo (aunque ya que nos llevan por la vida, no es nada muy sorprendente).
Uno de los problemas que con más frecuencia afectan nuestras extremidades inferiores son las varices, que aparecen en las piernas de la mitad de la población del mundo. Aunque suelen ser un problema más común entre las mujeres (un 60% de todos los casos) que los hombres (40%), pueden convertirse en una verdadera molestia y ser un síntoma de enfermedades más graves.
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Desde luego, las varices no tienden a aparecer de un día para el otro. En muchos casos es posible prever su surgimiento, y no necesariamente a base del ejemplo de los padres de uno (ya que dicha dependencia quedó comprobada hace ya bastante tiempo). Muchas personas, antes de notar grandes cambios en sus extremidades, se dan cuenta de que sobre la piel de sus piernas aparecen unas pequeñas marcas parecidas a vasos sanguíneos dilatados. Estos son las llamadas arañas vasculares.
Puesto que -además de lucir muy poco estéticos en las piernas- su presencia con frecuencia se asocia con dolor, ardor, picor o el sentimiento de la pesadez, un montón de gente buscan formas de atenuar los síntomas y gastan mucho dinero en medicinas, ungüentos, cremas y lociones que, aunque capaces de lograr dicho objetivo, no siempre cumplen su función al cien por cien. ¡Si eres una de estas personas, te va a encantar la solución que queremos proponerte!
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Resulta que, con una pequeña ayuda de un buen aceite de oliva y un poco de algodón, es posible no sólo paliar los síntomas de las arañitas, sino incluso eliminarlas por completo. Si te animas a seguir nuestros consejos, vas a poder lucir unas piernas bonitas y sanas, sin tener que tirar la casa por la ventana comprando remedios…
Entonces, ¿cómo deshacerte de estas marcas tan desagradables?
Consigue un poco de aceite de oliva extra virgen (no necesitas más de media taza) y caliéntalo en microondas. Intenta subir su temperatura sin que corras riesgo de quemarte: tiene que estar tibio. Con la ayuda de las bolitas (o pétalos cosméticos) de algodón, unta las marcas con el líquido y masajéalas con movimientos suaves y delicados durante 5 minutos y deja que actúe en tus piernas durante un cuarto de hora.
Repite dichas acciones todas las tardes, antes de ir a dormir, y no tardarás en notar los resultados. Los componentes naturales del aceite de oliva y los masajes regularán la circulación sanguÍnea en tus piernas y mejorarán su aspecto antes de lo que esperas. ¡Realmente vale la pena probarlo!
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